miércoles, 18 de noviembre de 2009

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ANTECEDENTES

Image and video hosting by TinyPicAntecedentes
A mediados del siglo XIX (recuerda que son los años 1800-1899) existían dos partidos políticos en nuestro país: el conservador y el liberal. Los dos querían mejorar la situación, pero no estaban de acuerdo en la forma de conseguir lo que el país necesitaba.
De 1833 a 1855, Antonio López de Santa Anna participó constantemente en la política. Intervino en muchos golpes militares, luchas internas y tropiezos económicos que vivió México. Lo mismo los liberales que los conservadores, muchas veces lo buscaron para que se hiciera cargo de la presidencia del país.
La última ocasión en que sucedió esto fue en 1853. Con el propósito de acabar con el desorden, los conservadores formaron un gobierno centralista, y para encabezarlo trajeron del destierro a Santa Anna.
El gobierno de éste se convirtió en una dictadura; el presidente suprimió los derechos y las libertades individuales, e impuso su voluntad personal. Vendió a los Estados Unidos el territorio de La Mesilla, cobró impuestos sobre coches, ventanas y perros y, finalmente, hizo que lo llamaran Alteza Serenísima. Con todo eso, el descontento se generalizó.
En 1854 un antiguo insurgente, Juan Alvarez, se levantó contra Santa Anna y proclamó el Plan de Ayutla. Este exigía que Santa Anna dejara el poder y que se convocara un nuevo Congreso para que elaborara una constitución. La revolución de Ayutla, como se llamó a este movimiento, se extendió rápidamente. El dictador salió de México y desapareció del escenario político. Regresaría después de la muerte de Benito Júarez (1872), para morir en su país, en 1876.
] Los liberales en el poder
Con el triunfo de la revolución de Ayutla, llegó al poder una nueva generación de liberales, casi todos civiles. Entre ellos, Benito Juárez, Melchor Ocampo, Ignacio Ramírez, Miguel Lerdo de Tejada y Guillermo Prieto. Una junta nombró presidente interino al general Juan Alvarez y después a Ignacio Comonfort. También convocó a un Congreso que trabajaría en una nueva constitución.
El equipo de Comonfort preparó algunas leyes que promovieron cambios importantes.
La Ley Juárez (por Benito Juárez), de 1855, suprimía los privilegios del clero y del ejército, y declaraba a todos los ciudadanos iguales ante la ley.
La Ley Lerdo (por Miguel Lerdo de Tejada), de 1856, obligaba a las corporaciones civiles y eclesiásticas a vender las casas y terrenos que no estuvieran ocupando a quienes los arrendaban, para que esos bienes produjeran mayores riquezas, en beneficio de más personas.
La Ley Iglesias (por José María Iglesias), de 1857, regulaba el cobro de derechos parroquiales.
La Constitución de 1857
Finalmente el Congreso promulgó la nueva Constitución el 5 de febrero de 1857.
Esta declaraba la libertad de enseñanza, de imprenta, de industria, de comercio, de trabajo y de asociación. Volvía a organizar al país como una república federal. Entre otras cosas, incluía un capítulo dedicado a las garantías individuales, y un procedimiento judicial para proteger esos derechos conocido como amparo. También apoyaba la autonomía de los municipios, en que se dividen los estados desde un punto de vista político.
El presidente Comonfort temía que las ideas liberales de la Constitución provocaran un conflicto social y decidió no aplicarla. Los conservadores, dirigidos por Félix María Zuloaga, se rebelaron contra la Constitución. Comonfort intentó negociar con los sublevados pero fracasó, dejó la presidencia y finalmente abandonó el país.

Fuente: SEP, Historia Sexto grado, México, 1999, págs. 42 - 44.


Las Leyes de Reforma
De acuerdo con la Constitución, al faltar el Presidente de la República, el presidente de la Suprema Corte de Justicia, que era Benito Juárez, asumió la presidencia del país. Pero, los conservadores no acataron el mandato constitucional y por su cuenta nombraron como presidente a Zuloaga y se apoderaron de la capital. Esto provocó que hubiera dos presidentes, y que estallara la Guerra de Tres Años (1858-1861), o Guerra de Reforma, entre liberales y conservadores.
Al principio las victorias fueron de los conservadores. Juárez tuvo que trasladar su gobierno a Guanajuato y a Guadalajara. En esta ciudad estuvo a punto de morir. Juárez salió del país por Manzanillo, pasó por Panamá para ir a La Habana y Nueva Orleáns, regresó por Veracruz y allí instaló su gobierno y promulgó las Leyes de Reforma. Su propósito esencial fue separar la Iglesia y el Estado. En adelante, la Iglesia no debería tomar parte en los asuntos del Estado. A esto se le llamó el Movimiento de Reforma.

DESCRIPCION

Descripción
La resurrección del segundo imperio fue apoyada por los terratenientes
plutocráticos y conservadores mexicanos con el ejército francés, y los voluntarios de los ejércitos austriaco y belga. El gobierno imperial, sin embargo, dependía de las tropas europeas para defenderse de los rebeldes republicanos, apoyados por Estados Unidos, con Benito Juárez y los liberales mexicanos que fueron perseguidos por todo el país, hasta ser arrinconados en El Paso del Norte, y la resistencia guerrillera contra el imperio de Maximiliano fue una constante en varias partes del país, especialmente en el centro y norte. Tras una serie de problemas que debió enfrentar el Imperio Francés de Napoleón III en Europa, las tropas francesas instaladas en México fueron repatriadas para defender los intereses de la metrópoli. Mientras tanto, en México había desacuerdos entre los conservadores mexicanos que habían traído a Maximiliano al país y el propio emperador, lo que facilitó la derrota definitiva de las tropas imperiales por el ejército republicano en el sitio de Querétaro en 1867. Fernando Maximiliano José de Habsburgo-Lorena y Wittelbach fue ejecutado, junto a Tomás Mejía y Miguel Miramón, en el cerro de las Campanas[1] el 19 de junio de 1867.
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CORONA

Ofrecimiento de la Corona
Una comisión de personas relacionadas con el Partido Conservador de México, a disgusto con el gobierno de Juárez y la
Constitución de 1857 llegó en 1863 al Castillo de Miramar, en Trieste. Este era el lugar donde residían Fernando Maximiliano de Habsburgo y su esposa, Carlota de Bélgica. La comisión iba encabezada por José María Gutiérrez Estrada, y en su compañía iban Juan Nepomuceno Almonte (hijo natural del cura José María Morelos y Pavón), Francisco Javier Miranda y don José Manuel Hidalgo Esnaurrízar (el Ministro en París del Emperador Maximiliano "Un hombre de mundo escribe sus impresiones y cartas de José Manuel Hidalgo y Eznaurrizar").
El 10 de julio de 1863, la Junta de Notables emitió el siguiente dictamen:
1.- La nación mexicana adopta por forma de gobierno la monarquía moderada, hereditaria, con un
príncipe católico.
2.- El soberano tomará el título de Emperador de México.
3.- La corona imperial de México se ofrece a S. A. I. y R., el príncipe
Maximiliano, archiduque de Austria, para sí y sus descendientes.
4.- En caso que, por circunstancias imposibles de prever, el
archiduque Maximiliano no llegase a tomar posesión del trono que se le ofrece, la nación mexicana se remite a la benevolencia de S. M. Napoleón III, emperador de los franceses, para que le indique otro príncipe católico.
El
3 de octubre de 1863 en el castillo de Miramar, los mexicanos ofrecieron la Corona de México al archiduque austriaco. Para convencerlo, la delegación argumentaba que el pueblo de México deseaba un príncipe europeo en el trono, y que el desacuerdo con el gobierno de la República era general. Al ser derrotados los conservadores en la llamada Guerra de Reforma decidieron buscar apoyo en las casas gobernantes europeas con el fin de instaurar en México un gobierno imperial afín a su ideología católica, para ello crearon una comisión que se dedicó a visitar las casas reinantes de Europa con el fin de obtener apoyo a su causa. Por medio de la esposa española de Napoleón III de Francia, doña Eugenia de Montijo, contactaron con Maximiliano de Habsburgo quien mostró agrado en la empresa y después de obtener el beneplácito del emperador francés y el austriaco se embarcó en la aventura.
A Napoleón III de
Francia le agradó la idea de crear un imperio en México y decidió apoyar a los conservadores enviando al ejército francés a México, con el fin de establecer un gobierno pro-francés frente a los Estados Unidos. El ejército francés fue derrotado en la famosa Batalla de Puebla, pero al año siguiente regresaron y tomaron la ciudad de Puebla, y finalmente con el apoyo de los conservadores mexicanos tomaron la ciudad de México y con ello el poder instaurando la monarquía parlamentaria, declarando a Maximiliano I de Habsburgo emperador de México.
La residencia oficial del emperador fue el
Castillo de Chapultepec, en el centro de la Ciudad de México. El II Imperio Mexicano sería más largo que el primero, de 1863 a 1867. El gobierno de Maximiliano, sin embargo, sorprendió a los conservadores. Él era un hombre ilustrado y moderno, mucho más cercano a los liberales mexicanos que a los conservadores, y pronto decepcionó a quienes le invitaron a aceptar la corona mexicana. Benito Juárez, en ese entonces presidente constitucional, encabezó la lucha contra las tropas francesas, y en 1867 regresó a la Ciudad de México, habiendo derrotado a los conservadores mexicanos.
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SISTEMA DE GOBIERNO

Sistema de Gobierno


Maximiliano I, Emperador de México
Las primeras disposiciones del general
Forey al entrar a la ciudad se encaminaron a tratar de dar a la invasión que se estaba llevando a cabo un tinte de legalidad. Propuso la formación de una Junta Superior de Gobierno que a su vez elegiría a tres personas que ejercerían el poder ejecutivo. Esta Junta, apoyada por doscientos quince individuos, formarían la Asamblea de Notables que de inmediato signó un documento encaminado a dar forma al gobierno intervencionista que estaba apoyado por una considerable, aunque no mayoritaria, parte de la población. En él se disponía que la nación adoptara una monarquía moderada y hereditaria con un príncipe, el cual tendría el título de Emperador de México. Este título, según se estipulaba, sería ofrecido al archiduque de Austria Fernando Maximiliano. Posteriormente se declaró que un Poder Ejecutivo provisional llevaría el nombre de Regencia.[2]
Ahora bien, en el Estatuto Provisional del Imperio Mexicano, sancionado el 10 de abril de 1865, en relación al asunto fiscal se señalaba que el Emperador gobierna por medio de un Ministerio compuesto de nueve departamentos ministeriales, encomendados;
Al
Ministro de la Casa Imperial.
Al
Ministro de Estado.
Al
Ministro de Negocios Extranjeros y Marina.
Al
Ministro de Gobernación.
Al
Ministro de Justicia.
Al
Ministro de Instrucción Pública y Cultos.
Al
Ministro de Guerra.
Al
Ministro de Fomento.
Al
Ministro de Hacienda.
A pesar de las críticas a su presencia invasora, desde sus primeras disposiciones Maximiliano dio muestra clara de su posición liberal con respecto a ciertos asuntos, como la clausura de la
Universidad, por considerarla reaccionaria. Durante el Imperio, por ejemplo, no se habló nunca de arrebatar a los nuevos dueños los bienes nacionalizados del clero. Más aún, una de las primeras disposiciones del emperador fue conceder la total libertad de prensa para que todos fueran libres de emitir opiniones. Posteriormente el gobierno imperial dispuso que los curas debían aplicar los sacramentos sin exigir remuneración; las rentas que se percibían por la nacionalización de los bienes eclesiásticos serían entregadas al gobierno; el emperador y sus herederos gozarían, con relación a la Iglesia, de los mismos derechos que gozarían los reyes de España en sus colonias; habría un control civil sobre los matrimonios nacimientos y defunciones, así como sobre los cementerios y, en fin, una serie de medidas encaminadas a sostener algunas de las leyes reformistas que se habían dado ya en el gobierno liberal. El tenor de las disposiciones emitidas por el gobierno imperial no gustó a los conservadores, y mucho menos a la Iglesia, que de inmediato presionó al emperador para que eliminara todas las leyes reformistas.
Maximiliano encontró en los conservadores gran renuencia a su política liberal y en los liberales una oposición férrea por representar a los invasores de México y, por ende, el ataque a la soberanía y a las instituciones republicanas. Y si bien el ejército francés había logrado que la Regencia gobernara en varios departamentos, nunca logró tener control absoluto sobre todo el país[cita requerida]. Cuando el ejército desocupaba alguna ciudad, grupos liberales la recuperaban de inmediato para su causa. Para su desgracia, al término de la guerra civil en Estados Unidos, en 1866, Maximiliano supo que Napoleón había decidido retirarle su apoyo militar por así convenir a sus intereses, amén de que en su propio país se ponía en tela de juicio la intervención no sólo por el hecho mismo, sino por el costo tan oneroso que representaba para Francia; con eso quedó claramente visible que la aventura de Napoleon III de un Imperio Mexicano, estaba al borde del colapso.